Seis días se trabajará, pero el séptimo día será para vosotros un día santo, un sábado de reposo para el SEÑOR; cualquiera que haga trabajo en él, morirá.

El séptimo día... un día de descanso... cualquiera que trabaje en él será condenado a muerte. La violación del descanso del sábado no era sólo un acto de impía audacia contra el Creador, sino de directa rebelión contra el Soberano teocrático de Israel. Es como una violación de la ley civil del reino que la infracción del descanso sabático se proclama aquí como un crimen capital.

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