He aquí, mañana a estas horas yo haré llover granizo muy fuerte, cual no ha habido en Egipto desde su fundación hasta ahora.

Haré llover... La séptima plaga que provocó el corazón endurecido de Faraón fue la del granizo, un fenómeno que debió producir el mayor asombro y consternación en Egipto, ya que la lluvia y el granizo, acompañados de truenos y relámpagos, eran sucesos muy raros.

Como no ha habido en Egipto. En el Delta, o Bajo Egipto, donde se sitúa la escena, la lluvia cae ocasionalmente entre enero y marzo; el granizo no es desconocido, y a veces se oyen truenos. Pero una tormenta que no sólo mostraba todos estos elementos, sino que era tan terrible que caían piedras de granizo de un tamaño inmenso, los truenos resonaban en volúmenes espantosos y los relámpagos barrían el suelo como el fuego, era una calamidad sin precedentes.

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