Por tanto, derramé mi furor sobre ellos por la sangre que habían derramado sobre la tierra, y por sus ídolos con que la habían profanado.

Por tanto, derramé mi furor sobre ellos por la sangre que habían derramado sobre la tierra, y por sus ídolos con que la habían profanado, y los dispersé entre las naciones. La razón de su remoción fue su pecado, que la santidad de Dios no podía dejar sin castigo; así como la impureza legal de una mujer era la razón por la que se la separaba de la congregación.

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