Esta es la ley de la casa; Sobre la cumbre del monte, todo su límite en derredor será santísimo. He aquí, esta es la ley de la casa.

Todo su término en derredor será santísimo. Este superlativo, "santísimo", que se había usado exclusivamente del lugar santísimo, iba a caracterizar ahora todo el edificio.

He aquí, esta es la ley de la casa. Esta santidad omnipresente debía ser "la ley de (toda) la casa", a diferencia de la ley levítica, que limitaba la santidad especial a un sólo departamento de ella.

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