Y he aquí vino a él palabra de Jehová, diciendo: Este no será tu heredero; pero el que saldrá de tus propias entrañas será tu heredero.

Este no será tu heredero. A la primera parte de su discurso no se dió respuesta; pero habiéndola renovado con un espíritu de sumisión más apropiada, "en lo cual sabré que la heredaré", se deleitó con una promesa muy explícita de Canaán, que fue inmediatamente confirmada por una ceremonia notable.

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