Entonces Abimelec llamó a Abraham, y le dijo: ¿Qué nos has hecho? ¿Y en qué te he ofendido, que has traído sobre mí y sobre mi reino un gran pecado? me has hecho obras que no se deben hacer.

Entonces Abimelec llamó a Abraham, y le dijo... ¿Qué has hecho? En qué situación tan humillante aparece ahora el patriarca, él, un siervo del Dios verdadero, reprendido por un príncipe filisteo. ¡Quién no preferiría estar en el lugar de Abimelec que el del patriarca honrado pero tristemente ofensor! Qué actitud tan digna es la del rey, reprendiendo con calma y justicia el pecado del profeta, pero respetando su persona,  y amontonando carbones de fuego sobre su cabeza por los generosos regalos que le hizo.

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