Y Jacob dijo a Rebeca su madre: He aquí, Esaú mi hermano es un hombre velludo, y yo soy un hombre lampiño;

Jacob dijo... Esaú...  es un hombre velludo. Es notable que sus escrúpulos no se basaban en la maldad del acto, sino en el riesgo y las consecuencias de la detección.

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