Y Raquel y Lea respondieron y le dijeron: ¿Nos queda todavía parte o herencia en la casa de nuestro padre?

Raquel y Lea respondieron. Habiendo escuchado sus puntos de vista, expresaron su entera aprobación; y, por agravios propios, estaban tan deseosos de separarse como él mismo. Muestran no sólo afecto conyugal, sino también piedad, al seguir el curso descrito: "Todo lo que Dios os ha dicho, hacedlo". 'Aquellas que son realmente la ayuda idónea de sus maridos nunca serán sus obstáculos para hacer aquello a lo que Dios las llama' (Henry).

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