Y vio su señor que Jehová estaba con él, y que Jehová hacía prosperar en su mano todo lo que hacía.

Su amo vio que el Señor estaba con él. Aunque cambió de condición, José no cambió de espíritu; aunque despojado de la llamativa túnica que había adornado su persona, no había perdido las gracias morales que distinguían su carácter; aunque separado de su padre en la tierra, todavía vivía en comunión con su Padre en el cielo; aunque, en la casa de un idólatra, continuó siendo adorador del verdadero Dios.

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