Y dijo Faraón a José: He soñado un sueño, y no hay quien lo interprete; y he oído decir de ti, que puedes entender un sueño para interpretarlo.

Faraón dijo... He soñado un sueño. La breve declaración del rey sobre el servicio requerido puso de manifiesto la piedad genuina de José. Renunciando a todo mérito, atribuyó cualquier don o sagacidad que poseía a la Fuente Divina de toda sabiduría; declaró su propia incapacidad para penetrar en el futuro, pero, al mismo tiempo, su confiada persuasión de que Dios revelaría lo que era necesario saber. Los sueños eran puramente egipcios, basados ​​en las producciones de ese país y la experiencia de un nativo.

Siendo la fertilidad de Egipto totalmente dependiente del Nilo, la escena se desarrolla a orillas de ese río; y siendo los bueyes en los antiguos jeroglíficos simbólicos de la tierra y de la comida, los animales de esa especie fueron introducidos en el primer sueño.

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