Y se cumplieron los siete años de abundancia que hubo en la tierra de Egipto.

Los siete años de abundancia... terminaron. Más allá de la proporción comprada para el gobierno durante los años de abundancia, la gente aún podría haber ahorrado mucho para uso futuro. Pero por imprudentes que sean los hombres en la época de la prosperidad, se encontraron en la miseria, y miles de ellos deben haber muerto de hambre, si José no hubiera previsto y provisto para la calamidad prolongada. El desbordamiento del Nilo, siendo el sustituto natural de la lluvia en Egipto, ha hecho que el sistema de agricultura perseguido sea especial; y cuando el río está bajo, se continúa el riego por medios artificiales.

El Nilo comienza a subir alrededor del solsticio de verano y el desbordamiento comienza dos meses después. Su mayor altura se alcanza sobre el equinoccio de otoño, después del cual disminuye gradualmente, durando los tres meses. Un Nilo 'bueno', 'grande' o 'alto' es el precursor de una estación abundante. Una inundación baja es seguida por una cosecha deficiente o escasez. Un aumento demasiado rápido excita la preocupación.

El verano pasado fue catorce pies más alto que el año anterior en la misma fecha, cuando todavía tenía cuarenta y cinco días para subir. El gobierno despachó por ferrocarril gran cantidad de madera y pilotes a diferentes puntos, para estar listos para represar los desniveles, en caso de que cediesen los diques; y los hombres se emplearon en levantar las orillas a lo largo del río.

Las esperanzas del país dependen de la adecuada economía y distribución del agua. En la historia del Egipto moderno, las hambrunas provocadas por las inundaciones no son infrecuentes. Se ha registrado una hambruna de siete años de duración, entre 1064 y 1071 d.C., en la que prevaleció la mayor miseria. De tan espantoso estado de indigencia, la previsión inspirada por el cielo de José preservó su época.

Ahora sabemos (Diario de Burton y Speke) que la fuente del Nilo es el lago Nyanza, alimentado por arroyos que salen de los Montes Lunae, y que la subida y bajada de ese río no se debe, como se suponía, al derretimiento de las nieves de las montañas, sino a las lluvias tropicales que caen periódicamente en la región del lago. En el tiempo de José hubo una perturbación del desbordamiento.

Las aguas de la inundación, durante siete años juntos, superaron con creces todo lo que se había conocido antes en Egipto, de modo que se puso bajo cultivo una extensión de superficie en el Delta que no tiene compáración con ningún período anterior o posterior. A esto le siguieron siete años, durante los cuales "no hubo ni espigas ni cosechas", expresiones que nos permiten inferir con seguridad que en el transcurso de los mismos el fenómeno no apareció en absoluto.

La descarga o estallido del lago de Etiopía puede haber sido la causa natural de los siete años de abundancia, y la reacción producida por el drenaje completo del lago, que dejaría una vasta extensión de lodo expuesta al sol tropical, la consecuente ocasión de los siete años de hambruna. Cuando se explica además que esta hipótesis, en cuanto a la condición del fondo del lago, es exactamente la que el estado actual de la llanura de Darfur indica claramente que ha prevalecido en realidad, se hace un caso fuerte, a primera vista, que la causa natural próxima de los siete años de abundancia y hambruna fue la ruptura del Lago de Etiopía.

Cuando afirmamos, además, que uno de los oscuros reyes contemporáneos y rivales de Aphophis, el patrón de José, registró la subida del lago en Nubia y Etiopía hasta el mismo año de su ruptura, como parece, encontramos que la abundancia y la hambruna fueron como el resto de los tratos divinos en Egipto, sucesos reales, cuyas causas naturales fueron conocidas y predispuestas" (Mon. Hist. de Osburn,' vol. 2:, pp. 135-9).

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