Cuando oyeron estas cosas, se llenaron de ira, y gritaron, diciendo: ¡Grande es Diana de los efesios!

Y cuando oyeron estas palabras, se llenaron de ira, y dieron voces, diciendo: Grande es Diana de los Efesios. Este fue el grito cívico de un populacho tan orgulloso de su templo que (como dice Estrabón) se negaron a inscribir en él el nombre de Alejandro Magno, aunque les ofreció todo el botín de su campaña oriental si lo hacían.

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