Sacaron oro de la bolsa, y pesaron plata en la balanza, y contrataron a un orfebre; y lo convierte en un dios: se postran, sí, lo adoran.

Prodigan oro de la bolsa... y contratan a un orfebre; y lo hace un dios, ( Isaías 40:19 ;.) Abundan en oro de sus bolsas, y no reparan en gastos para su ídolo. Su profusión avergüenza la mezquindad de los profesantes que adoran a Dios con lo que no les cuesta nada. El pecado es siempre un servicio costoso.

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