Aun el profeta Jeremías dijo: Amén. Así haga el SEÑOR; cumpla el SEÑOR tus palabras que has profetizado, para hacer volver los utensilios de la casa del SEÑOR, y todos los que fueron llevados cautivos de Babilonia a este lugar.

Amén. Jeremías ora por el pueblo, aunque se ve obligado a profetizar contra ellos. El evento fue la prueba señalada entre predicciones contradictorias. Ojalá fuera cierto lo que dices. Prefiero la seguridad de mi país incluso a mi propia estimación. Los profetas no se complacieron en anunciar los juicios de Dios, sino que lo hicieron como un deber severo, sin despojarse así de sus sentimientos naturales de tristeza por la aflicción de su país. (Compare la palabra de Moisés: Si no perdonas su pecado, "bórrame de tu libro", y la oración de Pablo. "Ojalá yo mismo fuera anatema por parte de Cristo, por mis hermanos, mis parientes según la carne", como ejemplos de cómo los siervos de Dios, interesados ​​sólo en la gloria de Dios y la salvación del país, se olvidaron de sí mismos y expresaron deseos en un estado de sentimiento transportado fuera de sí mismos.) Así que Jeremías no deseaba disminuir el deber de la palabra de Dios, aunque como judío expresó el deseo para su pueblo (Calvino).

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