Por tanto, no temas, siervo mío Jacob, dice Jehová; ni desmayes, Israel; porque he aquí que yo te salvo de lejos, y a tu descendencia de la tierra de su cautividad; y volverá Jacob, y descansará, y estará tranquilo, y no habrá quien le espante.

Yo te salvaré de lejos. No temáis, como si la distancia de los lugares donde habéis de ser dispersados excluyera la posibilidad del retorno.

Tu descendencia. Aunque durante los muchos años de cautiverio que os separan no veáis la restauración, la promesa se cumplirá para vuestra descendencia, principalmente al regreso de Babilonia, y plenamente en la restauración final.

Jacob ... estará tranquilo ... nadie lo atemorizará. En contraste con los incesantes problemas, temores e inseguridad del antiguo pueblo de Dios.

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