También os he enviado a todos mis siervos los profetas, madrugando y enviándolos, diciendo: Vuélvanse ahora cada uno de su mal camino, y mejoren sus obras, y no vayan en pos de dioses ajenos para servirles, y habitarán en la tierra que os he dado a vosotros y a vuestros padres; mas no inclinasteis vuestro oído, ni me oísteis.

Vuélvanse ahora cada uno de su mal camino (; Jeremias 25:5 ).

No ordené nada irrazonable, sino simplemente para servirme, y adjunté a la orden una promesa de gracia, pero fue en vano. Si los mandatos de Jonadab, que eran arbitrarios y no obligaciones morales en sí mismos, fueron obedecidos, mucho más se deberían obedecer los míos, que en sí mismos son justos.

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