Y fue dado aviso al rey de Jericó, diciendo: He aquí, vinieron acá esta noche hombres de los hijos de Israel para reconocer el país.

Se le dijo al rey: por los centinelas que en ese momento de amenaza de invasión estarían apostados en la frontera oriental, y cuyo deber les exigía hacer un informe estricto al cuartel general de la llegada de todos los extranjeros. El rey era, por supuesto, un gobernante insignificante, aunque independiente, ya que cada una de las ciudades de Canaán estaba gobernada en ese momento por su propio melek.

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