El que me rechaza, y no recibe mis palabras, tiene quien lo juzgue: la palabra que he hablado, ella lo juzgará en el día postrero.

El que me rechaza, y no recibe mis palabras, tiene quien lo juzgue: la palabra que he hablado, ella lo juzgará en el día postrero. Esto en sustancia se encontrará dicho repetidamente antes.

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