Le dijeron entonces: ¿Qué señal, pues, haces tú, para que veamos, y te creamos? ¿Qué obra haces?

Le dijeron entonces: ¿Qué señal, pues, muestras tú, para que veamos y creamos en ti? ¿Qué obra haces? Pero, ¿cómo podrían pedir "una señal" cuando muchos de ellos apenas un día antes habían presenciado una "señal" como nunca antes había sido concedida a los hombres? Después de presenciarla, apenas podían contenerse de hacerlo rey; lo siguieron de un lado del lago al otro, y al comienzo de este discurso mismo, les había reprochado por buscarlo "no porque vieran las señales", sino por los panes. La verdad parece ser que quedaron confundidos por las nuevas afirmaciones que nuestro Señor acababa de hacer. Al proponer hacerlo rey, era para propósitos muy distintos a distribuir el pan de una vida eterna; y cuando pareció elevar aún más sus reclamos, al representarlo como la gran "obra de Dios", que creyeran en Él como su Enviado, vieron claramente que les estaba haciendo una demanda más allá de lo que estaban dispuestos a otorgarle, y más allá de todo lo que el hombre había hecho antes. Por eso, su pregunta: "¿Qué haces tú?"

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