Y después de un tiempo volvió para llevarla, y se desvió para ver el cadáver del león: y he aquí, había un enjambre de abejas y miel en el cadáver del león.

Después de un tiempo volvió a tomarla, probablemente después del lapso de un año, el intervalo habitual entre las ceremonias de los esponsales y el matrimonio. La novia electa la pasó con sus padres en la preparación de las nupcias; y a la hora oportuna volvió el novio para llevarla a casa.

Un enjambre de abejas y miel en el cadáver del león. Aristóteles y otros eminentes naturalistas afirman que las abejas no se posan sobre un cadáver muerto ni prueban la carne. Tampoco hay en el hecho mencionado por el historiador sagrado nada en desacuerdo con esta afirmación de Aristóteles. En tal clima, las miríadas de insectos y los estragos de las aves de rapiña, junto con la influencia de los rayos solares, pondrían en pocos meses el cadáver en un estado que invitaría a animales tan limpios como las abejas.

Y la frase "después de un tiempo", que introduce la relación de este incidente, muestra que la colmena de las abejas en el cadáver del león fue muy posterior a la muerte del animal, cuando éste había sido completamente despojado de todos los efluvios pútridos, y reducido a un mero esqueleto

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