Y puestos de pie en su lugar, leyeron en el libro de la ley de Jehová su Dios la cuarta parte del día; y otra cuarta parte confesaron, y adoraron a Jehová su Dios.

Leer en el libro de la ley. Su extraordinario celo los llevó a continuar esto como antes.

Una cuarta parte del día, es decir, durante tres horas, siendo doce horas la duración reconocida del día judío ( Juan 11:9 ), de modo que esta solemne dieta de adoración, que probablemente comenzaba con el sacrificio de la mañana, era continuó durante seis horas, es decir, hasta el momento del sacrificio de la tarde. El culto que daban al Señor su Dios, en esta época de solemne humillación nacional, consistía en reconocer y adorar su gran misericordia en el perdón de sus grandes y múltiples ofensas, en librarlos de los merecidos juicios que ya habían experimentado o lo cual tenían razón para temer, al continuar entre ellos la luz y las bendiciones de Su palabra y adoración, y al suplicar la extensión de Su gracia y protección.

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