Y di al pueblo: Santificaos para mañana, y comeréis carne; porque habéis llorado a oídos de Jehová, diciendo: ¿Quién nos dará carne a comer? porque nos fue bien en Egipto; por tanto, el SEÑOR os dará carne, y comeréis.

Di al pueblo: Santificaos, es decir, 'preparaos', mediante el arrepentimiento y la sumisión, para recibir mañana la carne que clamáis. Pero es evidente que el tenor del lenguaje implicaba una severa reprensión, y que la bendición prometida resultaría una maldición (cf. Salmo 106:15 ,donde las palabras), "Envió la flaqueza a su alma", implica que la decadencia que se envió no era corporal, sino espiritual.

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