Y cuando Moisés lo oyó, se postró sobre su rostro:

Cuando Moisés lo oyó, se postró sobre su rostro. Esta actitud de postración indicaba no sólo su humilde y ferviente deseo de que Dios interviniera para librarlo de la falsa y odiosa imputación, sino su fuerte sentido del atrevido pecado que implicaba este procedimiento. Cualesquiera que sean los sentimientos que se tengan respecto a Aarón, que anteriormente había encabezado él mismo una sedición, es imposible no simpatizar con Moisés en esta difícil emergencia. Pero él era un hombre devoto; y el curso prudente que adoptó fue probablemente el dictado de esa sabiduría celestial con la que, en respuesta a sus oraciones, fue dotado.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad