Y los que han de redimirse de un mes, los redimirás conforme a tu estimación, por el dinero de cinco siclos, según el siclo del santuario, que es veinte geras.

Los que han de redimirse de un mes, los redimirás. Con miras a perpetuar el recuerdo de la pretensión, que, aunque conmutada, no fue derogada, se ordenó que "no obstante, el primogénito debía ser redimido, y la redención se estimó en" cinco siclos, según el siclo del santuario, que son veinte geras”. Así, los levitas ocuparon el lugar de los primogénitos. Pero no se convertían necesariamente en sacerdotes: sólo eran los servidores de los sacerdotes; e incluso para este puesto debían ser calificados por una forma especial de consagración.

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