Y he aquí, uno de los hijos de Israel vino y trajo a sus hermanos una mujer madianita a la vista de Moisés y a la vista de toda la congregación de los hijos de Israel, que lloraban a la puerta del tabernáculo de reunión.

He aquí que uno de los hijos de Israel... trajo. Este acto flagrante ocurrió muy probablemente en el momento en que se dio la orden, o por lo menos antes de su ejecución; y el hecho mismo de que un príncipe de una de las tribus cometiera públicamente y sin vergüenza una inmoralidad tan flagrante, muestra la espantosa extensión de la corrupción que prevalecía.

Llorando ante la puerta. Algunos de los gobernantes y personas bien dispuestas deploraban la espantosa maldad del pueblo y suplicaban la misericordia de Dios para evitar los juicios inminentes. Tales lamentaciones públicas a causa de los pecados nacionales, a la entrada del santuario, eran frecuentes y se permitían en todo momento, excepto en las fiestas (Josefo, 'Antigüedades', b. 11:, cap. 5:, sec. 5).

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