Y estas cosas os serán por estatuto de juicio por vuestras generaciones en todas vuestras moradas.

Estas cosas serán por estatuto de juicio. La ley del vengador de sangre, así establecida por la autoridad divina, fue una gran mejora en la antigua práctica del goelismo. Por el nombramiento de ciudades de refugio, el homicida se salvaba, mientras tanto, de la furia ciega e impetuosa de los parientes vengativos; pero podría ser juzgado por el tribunal local, y si se prueba su culpabilidad con pruebas suficientes, condenado y castigado como asesino, sin posibilidad de liberación mediante ninguna satisfacción pecuniaria. La promulgación de Moisés, que se adaptó al carácter y a los usos del pueblo hebreo, aseguró la doble ventaja de promover los fines de la humanidad y de la justicia.

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