Como vinagre a los dientes, y como humo a los ojos, así es el perezoso a los que lo envían.

Como el vinagre (es dañino) para los dientes, y como el humo para los ojos, así (es) el perezoso (nocivo) para los que lo envían. El holgazán, como mensajero, perjudica a su patrono al no ejecutar en absoluto su encargo, o al ejecutarlo mal.

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