El temor de Jehová alarga los días, pero los años de los impíos se acortan.

El temor del Señor prolonga los días, es decir, los días de los justos, más allá del término de vida asignado a otros (nota,). Los días de los justos, en virtud del don de Dios de la vida eterna, serán para siempre.

Pero los años de los impíos serán acortados.  Aunque los días del pecador a veces parecen 'prolongados', en el mejor de los casos son sólo una 'sombra, porque no teme delante de Dios'. Al estimar la duración de los años, debemos tener en cuenta los años eternos que están delante de nosotros ( Eclesiastés 8:12 ).

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