El que habla verdad, declara justicia; mas el testigo falso, engaño.

(El que) habla (literalmente, respira; hebreo, yaphiach) verdad manifiesta justicia: pero el falso testimonio, engaño. Aquel que, con el aliento lleno, dice toda la verdad sin reservas y sin injusticia, y esto habitualmente, cuyo mismo aliento es la verdad, muestra lo que es justo, sin hacer injusticia a nadie; como el Mesías, "el Testigo Fiel y Verdadero". Pero un testigo falso expone lo que hace injusticia a otros por "engaño".

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