La ira del rey es como rugido de león; pero su favor es como el rocío sobre la hierba.

La ira del rey es como el rugido de un león, (por lo tanto, sus súbditos deben cuidarse de provocarlo. Cuánto más deben temer los hombres la ira del Rey de reyes, y buscar a Aquel cuyo) favor (es) como el rocío sobre el hierba.

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