No ames el sueño, para que no te empobrezcas; abre tus ojos, y te saciarás de pan.

Amor no dormir. Dormir es una cuestión de necesidad; amar el sueño es la marca de la indolencia.

Abre tus ojos. Dios ha dado que el ojo no esté siempre cerrado, sino que, después del reposo necesario, se abra para ver y vigilar.

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