No desees su belleza en tu corazón; ni dejes que ella te tome con sus párpados.

No desees su belleza en tu corazón. No sólo el acto exterior sino el deseo interior es pecado ( cf.). Suprimir las primeras sugestiones y emociones voluptuosas de la carne.

Tampoco dejes que ella te tome con sus párpados, con la belleza de sus párpados y su movimiento desenfrenado, desviándote del camino correcto. Las mujeres orientales solían pintarse los párpados para que los ojos se vieran más hermosos.

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