Mas el que peca contra mí, defrauda su alma: todos los que me aborrecen, aman la muerte.

Mas el que peca contra mí, defrauda su alma: todos los que me aborrecen, aman la muerte. No amar y buscar fervientemente la sabiduría es pecar contra ella. Despreciarla es odiarla, y es virtualmente, aunque inconscientemente, amar la muerte; porque es amar las cosas que, en oposición a la sabiduría, traen consigo la muerte (cf. "Difícil es para ti (Saúl) dar coces contra los aguijones").

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