Jeremias 42:1-22

1 Todos los oficiales de los soldados, Johanán hijo de Carea, Jezaníasb hijo de Osaías y todo el pueblo, desde el menor hasta el mayor, se acercaron

2 y dijeron al profeta Jeremías: — Por favor, llegue nuestro ruego a tu presencia, y ora por nosotros al SEÑOR tu Dios, por todo este remanente (pues de muchos hemos quedado unos pocos, como tus ojos nos ven),

3 para que el SEÑOR tu Dios nos enseñe el camino por donde debemos ir y lo que hemos de hacer.

4 Entonces el profeta Jeremías les dijo: — He oído. He aquí que voy a orar al SEÑOR su Dios, conforme a la petición de ustedes. Todo lo que el SEÑOR les responda se lo declararé; nada les ocultaré.

5 Ellos dijeron a Jeremías: — El SEÑOR sea entre nosotros testigo fiel y verdadero de que conforme a todo aquello para lo cual el SEÑOR tu Dios te envíe a nosotros así haremos.

6 Sea bueno o malo obedeceremos la voz del SEÑOR nuestro Dios a quien nosotros te enviamos. Para que nos vaya bien ciertamente obedeceremos la voz del SEÑOR nuestro Dios.

7 Aconteció que al cabo de diez días vino la palabra del SEÑOR a Jeremías.

8 Este llamó a Johanán hijo de Carea, a todos los oficiales de los soldados que estaban con él y a todo el pueblo desde el menor hasta el mayor

9 y les dijo: — Así ha dicho el SEÑOR Dios de Israel, a quien me enviaron para que presentara la súplica de ustedes delante de él:

10 “Si decididamente permanecen en esta tierra, les edificaré y no les destruiré. Les plantaré y no les arrancaré, porque he desistido del mal que les he hecho.

11 No teman al rey de Babilonia, de quien tienen miedo. No le teman, dice el SEÑOR, porque yo estoy con ustedes para salvarlos y para librarlos de su mano.

12 Les mostraré misericordia, de manera que él se compadecerá de ustedes y los hará volver a su tierra.

13 Pero si dicen: ‘No habitaremos en esta tierra’, desobedeciendo así la voz del SEÑOR su Dios,

14 y si dicen: ‘No, sino que nos iremos a la tierra de Egipto, en la cual no veremos guerra ni oiremos el sonido de la corneta ni tendremos hambre de pan, y allí habitaremos’,

15 entonces oigan la palabra del SEÑOR, oh remanente de Judá: Así ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos, Dios de Israel: Si ustedes han decidido ir a Egipto y se van allá para residir,

16 sucederá que allí en la tierra de Egipto los alcanzará la espada que temen. Allá en Egipto los acosará el hambre que les preocupa, y allí morirán.

17 Sucederá que todos los hombres que han decidido ir a Egipto para residir allí, morirán por la espada, por el hambre y por la peste. No habrá quien quede vivo de ellos ni quien escape ante el mal que yo traeré sobre ellos.

18 Porque así ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos, Dios de Israel: Como se derramó mi furor y mi ira sobre los habitantes de Jerusalén, así se derramará mi ira sobre ustedes cuando entren en Egipto. Serán objeto de imprecación, de horror, de maldición y de oprobio; y no volverán a ver este lugar”.

19 »Oh remanente de Judá, el SEÑOR ha dicho de ustedes: “No entren en Egipto”. Sepan ciertamente que hoy se los he advertido.

20 Se han descarriado a costa de sus propias vidas, porque ustedes mismos me han enviado al SEÑOR su Dios, diciendo: “Ora por nosotros al SEÑOR nuestro Dios; y todo lo que el SEÑOR nuestro Dios declare, háznoslo saber, y lo pondremos por obra”.

21 Pues les he declarado hoy, pero no han obedecido la voz del SEÑOR su Dios en nada de lo que me envió a decirles.

22 Ahora pues, sepan ciertamente que por la espada, por el hambre y por la peste morirán en el lugar a donde desean entrar para residir allí.

LOS JUDIOS Y JOHANAN PREGUNTAN A DIOS POR MEDIO DE JEREMIAS, EN CUANTO A PASARSE A EGIPTO, PROMETIENDO OBEDECER SU VOLUNTAD. SE LES PREVIENE QUE SU SEGURIDAD DEPENDE DE QUE PERMANEZCAN EN JUDEA, ASI COMO SU DESTRUCCION EN CASO DE PASARSE A EGIPTO SU HIPOCRESIA EN PEDIR UN CONSEJO QUE NO SE PROPONEN SEGUIR, ES REPROBABA SI ES CONTRARIO A SU DETERMINACION,.

2. Jeremías—Probablemente era del número de los llevados de Mizpa y que residían con Johanán (cap. 41:16). De ahí que la expresión en el v. 1 es: “llegándose” no “enviando”. caiga ahora nuestro ruego—(Nota, cap. 36:7; 37:20). ruega por nosotros—(Génesis 20:7; Isaías 37:4; Santiago 5:16). tu Dios—(v. 5). Los judíos usan este forma para expresar su creencia en la relación peculiar en que se encontraba Jeremías con respecto a Dios, como su acreditado profeta. Jeremías, en su respuesta, les recuerda que Dios es el Dios de ellos, tanto como de él (“vuestro Dios”), como que es el pueblo del pacto (v. 4). Ellos, por su parte, reconocen esto en el v. 6, “Jehová, nuestro Dios” (Levítico 26:22).

3. Ellos consultaron a Dios, a semejanza de tantos, no para saber lo que era justo, cuanto porque querían autorizar lo que ya había determinado, fuese o no agradable a su voluntad. Así procedió Acab al consultar a Miqueas (1 Reyes 22:13). Véase la respuesta de Jeremías (v. 4) con la de Miqueas (1 Reyes 22:14).

4. Ya he oído—esto es, accedo a vuestro pedido. vuestro Dios—siendo suyos por adopción, ya no os pertenecéis a vosotros mismos, estáis a su voluntad, sea cual fuere (Éxodo 19:5; 1 Corintios 6:19). os respondiere—a saber, por mi medio. no os reservaré palabra—(1 Samuel 3:18; Hechos 20:20).

5. Jehová … testigo de la verdad—(Génesis 31:50; Salmo 89:37; Apocalipsis 1:5; Apocalipsis 3:14; Apocalipsis 19:11).

6. malo—no en sentido moral, lo cual Dios no puede mandar (Santiago 1:13), sino lo que puede ser duro y desagradable para nosotros. La piedad obedece a Dios, sin preguntar, cueste lo que cueste. Véase en esto el ejemplo deficiente que ellos sólo obedecieron en aquello que les era agradable (1 Samuel 15:3, 1 Samuel 15:9, 1 Samuel 15:13, 1 Samuel 15:20).

7. diez días—Jeremías no habló de por sí, sino que esperó a que llegara el momento oportuno para la revelación de Dios, con lo cual demostró que estaba realmente inspirado por Dios. Un hombre dejado a sí mismo habría dado una respuesta inmediata al pueblo, el cual se mostraba impaciente por la demora. La demora tenía por designio poner a prueba la sinceridad de su profesada disposición a obedecer, y para que tuviese tiempo suficiente para deliberar (Deuteronomio 8:2). La verdadera obediencia se somete a los momentos escogidos por Dios, a su línea de conducta y a su voluntad.

10. si os quedareis—a saber, bajo la autoridad de Babilonia, a la cual Dios había señalado para que todos se le sometiesen (Daniel 2:37). Resistirle era resistir a Dios. os edificaré … os plantaré—metáfora que significa: Yo os estableceré sólidamente (cap. 24:6). Arrepentido estoy del mal …—(Cap. 18:8; Deuteronomio 32:36). Estoy satisfecho con el castigo que os he infligido, con tal que no incurráis en nuevos delitos [Grocio]. Se dice de Dios que “se arrepiente”, cuando altera sus externas maneras de proceder.

12. y os daré misericordias—más bien, despertaré mis sentimientos de misericordia para con vosotros [Calvino]. y os hará tornar—permitirá vuestro regreso al goce pacífico de las posesiones de que vosotros queréis alejaros por miedo de los caldeos. Al partir, desobedeciendo así a Dios, incurrieron en los mismos males que trataban de evitar por ese medio, mientras que si se hubiesen quedado, hubieran logrado las bendiciones que temían perder.

13. si dijereis—manifestando abiertamente su rebelión contra Dios, quien había prohibido frecuentemente, como ahora (Deuteronomio 17:16), que volviesen a Egipto, no fuera a suceder que se envolvieran en la idolatría.

14. no veremos guerra—Aquí ponen de manifiesto su impiedad, al no creer en la promesa de Dios (vv. 10, 11), como si él fuese mentiroso (1 Juan 5:10, Joel 5:10).

15. volviereis vuestros rostrostomando la firme resolución (Lucas 9:51), a despecho de todas las amonestaciones (cap. 44:12).

16. el cuchillo que teméis, os alcanzará —Los mismos males de que creemos escapar, pecando los atraeremos sobre nosotros por hacer eso. Aquello a que nuestros corazones frecuentemente nos incitan, a la postre nos resultará fatal. Los que suponen que evitarán las tribulaciones por cambiar de lugar, las encontrarán dondequiera que vayan (Ezequiel 11:8). La “espada” aquí es la de Nabudoconosor, quien cumplía la predicción en su expedición a Africa (de acuerdo con Megastenes, escritor pagano), 300 a. de J. C.

17. todos los hombres—excepto el reducido número mencionado (cap. 44:14, 28), a saber, los que fueron obligados a ir a Egipto contra su voluntad, como Jeremías, Baruc, etc., y los que aceptaron el consejo de Jeremías y se escaparon de Egipto antes del arribo de los caldeos.

18. como … mi enojo—Como ya lo habéis comprobado, para mal vuestro, que soy fiel a mi palabra, así lo comprobaréis una vez más (cap. 7:20; 18:16). y no veréis más este lugar—no regresaréis a Judea, como lo harán los que han sido llevados a Babilonia.

19. que os aviso hoy—esto es, que os he solemnemente amonestado, de lo que vosotros mismos me sois testigos; de suerte que si pereciereis, habréis de confesar que fué por vuestra culpa (no por ignorancia).

20. ¿Por qué hicisteis errar vuestras almas?—más bien, “¿por qué habéis engañado a vuestras (mismas) almas?” No es a Dios a quien engañáis, sino a vosotros mismos, para vuestra ruina y todo por vuestra hipocresía (Gálatas 6:7) [Calvino]. Pero las palabras siguientes concuerda mejor con la Versión Inglesa: vosotros disfrazasteis vuestros corazones (v. 3, nota) para conmigo, cuando me enviasteis a consultar a Dios respecto de vosotros.

21. y os lo he denunciado—a saber, la divina voluntad. y no habéis obedecido—Es una antítesis. Yo hice mi parte; mas vosotros no hicisteis la vuestra. No es mía la falta de que no procedáis rectamente.

22. para peregrinarpor un tiempo, hasta que pudiesen volver a su país. Esperaban por lo tanto que serían restituídos, a pesar de ser Dios quien les decía lo contrario.

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