Josué 7:1-26

1 Pero los hijos de Israel transgredieron con respecto al anatema. Acán hijo de Carmi, hijo de Zabdi, hijo de Zéraj, de la tribu de Judá, tomó del anatema; y la ira del SEÑOR se encendió contra los hijos de Israel.

2 Josué envió hombres desde Jericó hasta Hai, que estaba junto a Bet-avén, hacia el oriente de Betel, y les dijo: — Suban y espíen la tierra. Ellos fueron y espiaron Hai,

3 y volviendo a Josué le dijeron: — No suba todo el pueblo. Suban solo unos dos mil o tres mil hombres; ellos tomarán Hai. No fatigues a todo el pueblo allí, porque ellos son pocos.

4 Fueron allá unos tres mil hombres del pueblo, los cuales huyeron delante de los de Hai.

5 Los hombres de Hai mataron de aquellos a unos treinta y seis hombres y los persiguieron desde la puerta de la ciudad hasta Sebarim, donde los derrotaron en la bajada, de modo que el corazón del pueblo desfalleció y vino a ser como agua.

6 Entonces Josué rasgó su ropa y se postró en tierra sobre su rostro delante del arca del SEÑOR hasta el anochecer, él y los ancianos de Israel; y echaron polvo sobre sus cabezas.

7 Entonces dijo Josué: — ¡Ay, SEÑOR Dios! ¿Por qué hiciste cruzar el Jordán a este pueblo, para entregarnos en mano de los amorreos, para que nos destruyan? ¡Ojalá hubiéramos decidido habitar al otro lado del Jordán!

8 ¡Oh, Señor! ¿Qué diré, puesto que Israel ha vuelto la espalda delante de sus enemigos?

9 Los cananeos y todos los habitantes de la tierra lo oirán, nos rodearán y borrarán nuestro nombre de la tierra. Entonces, ¿qué harás tú por tu gran nombre?

10 El SEÑOR dijo a Josué: — Levántate. ¿Por qué te postras así sobre tu rostro?

11 Israel ha pecado. Han quebrantado mi pacto que yo les había mandado. Han tomado del anatema, han robado, han mentido y lo han escondido entre sus enseres.

12 Por esto los hijos de Israel no podrán prevalecer ante sus enemigos. Más bien, volverán la espalda ante sus enemigos, porque se han convertido en anatema. Yo no estaré más con ustedes, si no destruyen el anatema de en medio de ustedes.

13 Levántate, purifica al pueblo y di: “Purifíquense para mañana, porque el SEÑOR Dios de Israel dice así: ‘Anatema hay en medio de ti, oh Israel. No podrán prevalecer delante de sus enemigos hasta que hayan quitado el anatema de en medio de ustedes’ ”.

14 Se acercarán, pues, mañana, por sus tribus. La tribu que el SEÑOR tome se acercará por sus clanes. El clan que el SEÑOR tome se acercará por sus familias. La familia que el SEÑOR tome se acercará por sus varones.

15 El que sea descubierto con el anatema será quemado a fuego, él y todo lo suyo, porque ha quebrantado el pacto del SEÑOR y ha cometido una vileza en Israel.

16 Al levantarse Josué muy de mañana, hizo que se acercara Israel por sus tribus, y fue tomada la tribu de Judá.

17 Al hacer que se acercara la tribu de Judá, fue tomado el clan de los hijos de Zéraj. Al hacer que se acercara el clan de los hijos de Zéraj, fue tomado Zabdi.

18 Y al hacer que se acercaran los varones de su familia, fue tomado Acán hijo de Carmi, hijo de Zabdi, hijo de Zéraj, de la tribu de Judá.

19 Entonces Josué dijo a Acán: — ¡Hijo mío, por favor, da gloria y reconocimiento al SEÑOR Dios de Israel, y declárame lo que has hecho! ¡No me lo encubras!

20 Acán respondió a Josué diciendo: — Verdaderamente yo he pecado contra el SEÑOR Dios de Israel, y he hecho así y así:

21 Vi entre el botín un manto babilónico muy bueno, dos kilos de plata y un lingote de oro de medio kilo de peso, lo cual codicié y tomé. Todo ello está escondido bajo tierra en medio de mi tienda, y el dinero está debajo de ello.

22 Josué envió mensajeros que fueron corriendo a la tienda. Y he aquí, aquello estaba escondido allí en su tienda, y el dinero estaba debajo.

23 Lo tomaron de la tienda y lo llevaron a Josué y a todos los hijos de Israel, y lo pusieron delante del SEÑOR.

24 Entonces Josué y todo Israel con él tomaron a Acán hijo de Zéraj, la plata, el manto, el lingote de oro, sus hijos, sus hijas, sus bueyes, sus asnos, sus ovejas, su tienda y todo lo que tenían; y los llevaron al valle de Acor.

25 Y Josué dijo: — ¿Por qué nos has ocasionado destrucción? ¡El SEÑOR te destruya a ti en este día! Todos los israelitas los apedrearon, y después de apedrearlos, los quemaron a fuego.

26 Después levantaron sobre él un gran montón de piedras que permanece hasta el día de hoy. Así el SEÑOR se aplacó del ardor de su ira. Por eso se llama el nombre de aquel lugar valle de Acor, hasta el día de hoy.

CAPITULO 7

Vers. 1. EL PECADO DE ACHAN. los hijos de Israel cometieron prevaricación en el anatema—había un transgresor del cherem, o bando, sobre Jericó, y su transgresión trajo culpa y castigo de pecado sobre toda la nación. Achán llamado más tarde Achar (turbación) (1 Crónicas 2:7). Zabdi—o Zimri (1 Crónicas 2:6). Zera—o Zara, hijo de Judá y Thamar (Génesis 38:30). Probablemente se da su genealogía para mostrar que de una parentela tan infame los descendientes no serían cuidadosamente enseñados en el temor de Dios.

2-26. LOS ISRAELITAS BATIDOS EN HAI.

2. Josué envió hombres desde Jericó a Hai—Después del saqueo de Jericó, el próximo paso era penetrar en las colinas más arriba. Entonces fueron enviados espías a ver el país. El sitio preciso de Ai o Hai, se indica con suficiente claridad (Génesis 12:8; Génesis 13:3), y hace poco fué descubierto en un “tell” (colina) aislado, llamado por los naturales Tell-el-hajar, “monte de piedras”, a 3 kilómetros al sudeste de Bethel. (Van de Velde). Bethaven—“(casa de vanidad)”—nombre dado más tarde como mofa (Oseas 4:15; Oseas 5:8; Oseas 10:5), a causa de su idolatría, a Bethel, “casa de Dios”, pero aquí se refiere a otro lugar, a unos nueve Kilómetros y medio al este de Bethel, cuatro y medio al norte de Hai.

3. No suba todo el pueblo … porque son pocos—Como la población de Hai llegaba a 12.000 (cap. 8:25), era una ciudad considerable; aunque en el rápido y distante reconocimiento hecho por los espías, probablemente parecía pequeña en comparación con Jericó, y esto puede haber sido la causa por la cual ellos pidieron tan pequeño destacamento para conquistarla.

4, 5. huyeron delante de los de Hai—Una resistencia inesperada y la pérdida de treinta y seis de sus hombres, produjeron un pánico, que terminó en una vergonzosa derrota. siguiéronlos desde la puerta hasta Sebarim—es decir, hasta los “rompimientos” o “hendiduras” en la apertura de los pasos, y los rompieron en la bajada—i. e., la pendiente del profundo wady contiguo. por lo que se disolvió el corazón del pueblo, y vino a ser como agua—Es evidente que las tropas ocupadas eran una banda tumultuaria y sin disciplina, no preparada en asuntos militares más que los beduínos árabes, quienes se desalientan y huyen al perder diez o quince hombres. Pero la consternación de los israelitas vino por otra causa: el evidente desagrado de Dios, quien retuvo aquella ayuda con la cual ellos habían contado.

6-9. Josué rompió sus vestidos, y postróse en tierra sobre su rostro delante del arca,… él y los ancianos—Es evidente por estas señales de humillación y pesar, que un solemne ayuno se guardó en esta ocasión. El lenguaje de la oración de Josué es considerado por muchos, como expresión de debilidad humana y carente de aquella reverencia y sumisión que él debía a Dios. Pero, aunque aparentemente manifestaba un espíritu de atrevida reconvención y quejas, fué en realidad la expresión de una mente profundamente humillada y afligida, que expresaba la creencia de que, después de haber traído tan milagrosamente a su pueblo a través del Jordán a la tierra prometida, Dios no podía pensar destruirlo, exponerlo a los insultos de sus enemigos triunfantes, y traer reproche sobre su propio nombre por inconstancia o falta de amor para su pueblo, o incapacidad para resistir a sus enemigos. Incapaz de entender la presente calamidad, reconoció la mano de Dios.

10-15. Jehová dijo a Josué: Levántate—La contestación del oráculo divino fué: La crisis no se debe a infidelidad de parte mía, sino al pecado del pueblo. Se han violado las condiciones del pacto por la reservación de los despojos de la ciudad condenada; maldad, claramente llamada insensatez, se ha cometido en Israel (Salmo 14:1), y disimulo, con otros agravantes de crimen, sigue practicándose. El pueblo se expone a la destrucción junto con las naciones condenadas de Canaán (Deuteronomio 7:26). Habrá que hallarse los medios de descubrir y castigar al transgresor, para que Israel sea librado de esta culpa, y las cosas sean restauradas a su anterior estado de prosperidad.

16-18. Josué, pues, levantándose de mañana, hizo allegar a Israel por sus tribus—i. e., ante el tabernáculo. Apelando a la suerte (Proverbios 16:33), él procedió a averiguar desde los jefes de tribus hasta los jefes de familias, desde los jefes de familias hasta las familias en particular, y a cada persona de cada familia, hasta que se halló que el criminal era Acán, quien, por consejo de Josué, confesó haber escondido para su uso personal, bajo el piso de su carpa, despojos tanto de ropas como de dinero. ¡Cuán terribles serían los sentimientos de ese hombre, al ver el proceso lento pero seguro de descubrimiento! (Números 32:23).

19. Josué dijo a Achán: Hijo mío, da gloria … a Dios—una forma de conjuro a decir la verdad.

21. un manto babilónico muy bueno—lit., manto de Shinar. La llanura de Shinar en aquellos tiempos era célebre por sus mantos magníficos, de colores brillantes y variados que formaban figuras probablemente semejantes a las alfombras turcas de hoy, cuyos colores eran tejidos en el telar o bordados con aguja. doscientos siclos de plata—equivalente a 22 libras, 10 chelines, según la ley mosaica del siclo, o la mitad de ese valor, calculando el siclo común. un changote de oro—lit., un tejo o barra en forma de lengua.

22, 23. Josué entonces envió mensajeros los cuales fueron corriendo a la tienda con ansia no sólo de probar la veracidad del asunto sino de librar a Israel de la imputación de culpa. Habiendo descubierto los artículos robados, los pusieron delante de Jehová, “como señal de que a él le pertenecían”, por causa del bando.

24-26. Josué, y todo Israel con él, tomó a Achán—él con sus hijos y todo lo que tenía, fueron llevados a una de las anchas quebradas que conducen a Ghor, y después de ser muertos a pedradas (Números 15:30), su cuerpo, con todo lo que le pertenecía, fué reducido a cenizas. “Todo Israel” estaba presente, no sólo como espectador sino como agente activo, hasta donde era posible, en aplicar el castigo, tipificando así que detestaban el sacrilegio, y su gran solicitud por reconquistar el favor divino. Como la ley divina expresamente prohibe que los hijos sean muertos por los pecados de sus padres (Deuteronomio 24:16), posiblemente los “hijos e hijas” de Acán fueron llevados al lugar de la ejecución como espectadores, para que la suerte de su padre les sirviera de advertencia: o, si participaron del castigo. (cap. 22:20), probablemente habían sido cómplices de su crimen, puesto que en realidad, él difícilmente habría podido cavar un hueco dentro de su carpa sin que su familia participara en ello.

26. Levantaron sobre él un gran montón de piedras—En Oriente es costumbre levantar cairns, montones de piedras, sobre los sepulcros de los criminales o de las personas infames. por esto fué llamado aquel lugar el Valle de Achor (dificultad) hasta hoy—Un episodio tan doloroso hizo notorio el lugar, pues es mencionado más de una vez por los escritores sagrados de tiempos posteriores. (Isaías 65:10; Oseas 2:15).

Continúa después de la publicidad