Si morimos con él, para pecar, o como otros lo exponen, por martirio, también viviremos y reinaremos con él en el cielo. Pero si le negamos, renunciando a nuestra fe, o con una vida inicua, él también nos negará y nos negará en el futuro. Ver Mateo x. 33. Continúa siempre fiel y fiel a sus promesas. Él es la verdad y no puede negarse a sí mismo. (Witham)

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