Teniendo, pues, hermanos, confianza. Aquí comienza, por así decirlo, la segunda parte de su epístola, en la que el apóstol exhorta a los hebreos a la práctica de las virtudes cristianas, a una firme esperanza y confianza de entrar con Cristo en el lugar santísimo; es decir, al cielo. (Witham)

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