Una forma nueva y viva; es decir, teniendo un camino nuevo, que él trazó y nos abrió, entrando él mismo primero en el cielo, a través del velo, es decir, a través de su carne, o tomando sobre él, nuestra carne o naturaleza humana. Habla con una alusión y una comparación con el sumo sacerdote de la ley anterior, que para entrar en el santuario debía atravesar el velo de la separación. Compara la carne o el cuerpo de Cristo con este velo, ya que Cristo entró en el santuario del cielo por sus sufrimientos en la carne y por la muerte de su cuerpo en la cruz; o, en la medida en que la divinidad de Cristo nos fue escondida por el velo de su naturaleza humana, como el santuario fue escondido al pueblo por sus velos. (Witham)

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