No puedes seguirme todavía hasta los moribundos por causa de la justicia, porque aún no estás preparado para el martirio; todavía no puedes seguirme a la gloria de mi cuerpo, cuando resucité de entre los muertos, sino que debes esperar hasta la resurrección general; no podéis seguirme al seno de mi Padre, si todavía no estoy suficientemente perfeccionado en la caridad. (San Agustín, tratado. 64. en Joan.)

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