Estos hermanos de Cristo eran parientes de la Santísima Virgen, no sus hijos. Porque, como en el sepuchre, donde fue depositado el cuerpo de nuestro Salvador, ningún otro mortal yacía antes ni después; así tampoco el vientre de María, ni antes ni después, dio a luz otro cuerpo que no fuera el de su divino Hijo. (San Agustín, tratado. 28. en Joan.)

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