No sea que después, etc. Aquí quiere mostrarnos que no debemos abrazar ningún estado de vida, particularmente el de un eclesiástico, sin una consideración previa y seria, si podremos atravesar las dificultades y peligros que inevitablemente nos sobrevendrán: no sea que después nos vemos obligados a ceder ante nuestros enemigos, que se burlarán de nosotros y dirán: Este hombre empezó a construir y no pudo terminar. (Tirino)

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