No sea que después que haya puesto el cimiento, y no pueda acabarla que , todos los que lo vean se empiezan a hacer burla de él,

Ver. 29. Empiece a burlarse de él, diciendo, etc. ] De todas las cosas, a los hombres les encanta que no se burlen de ellos; porque no hay nadie que no se crea digno de alguna consideración y, por tanto, está impaciente por los reproches. Si no prevalece en nosotros ni el temor de Dios ni la vergüenza de los hombres, actum est.

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