Para cuál de ustedes, etc. La semejanza, de la que nos hace nuestro divino Salvador, representa los oficios y el deber de un verdadero cristiano, porque tiene que edificar dentro de sí mismo y conducir a otros con su ejemplo a la guerra contra el diablo, el mundo y la carne; y tiene que sazonar, purificar y mantener todas sus acciones libres de corrupción mediante la sal espiritual de la mortificación y la oración. (Tirino)

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