San Juan relata más plenamente esta aparición de nuestro Salvador. Nuestro Señor se levantó temprano del monumento en el que había sido colocado a última hora de la tarde, cumpliendo así las palabras del salmista: A la tarde tendrá lugar el llanto y a la mañana la alegría. (Salmo XXIX.) (Ven. Beda) --- Levantarse temprano. De esto se desprende que nuestro Salvador se levantó temprano, hacia el amanecer, como fue el sentimiento de S.

Agustín; aunque San Gregorio parece pensar que se levantó a la medianoche, de la misma manera que Sansón, que era una figura de Cristo, se levantó en medio de la noche y se llevó las puertas de Gaza. Si seguimos esta opinión, debemos entender que la palabra temprano se refiere al verbo apareció, no al participio ascendente, y entonces la oración será: él levantándose, (habiendo surgido) apareció temprano el primer día de la semana. Sin embargo, la primera interpretación de san Agustín parece más agradable al texto: apareció temprano el primer día de la semana, etc.

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