Pero benditos son tus ojos. Como son miserables los ojos de los que ven y no creen, así, dice, bienaventurados vuestros ojos; ves mis milagros, escuchas mis doctrinas celestiales, etc. (Santo Tomás de Aquino) --- Si no hubiéramos leído en una parte anterior, que Cristo exhortó a sus auditores a buscar el conocimiento de sus palabras, quizás hubiéramos pensado que Jesús aquí habló de ojos y oídos corporales; pero los ojos aquí mencionados me parecen los que pueden discernir los misterios de Cristo. (San Jerónimo en Santo Tomás de Aquino)

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