Nadie lo sabe ... sino el Padre solo. Las palabras de San Marcos (xiii. 32) son aún más duras: ni los ángeles, ni el Hijo, sino el Padre. Los arrianos objetaron este lugar, para mostrar que Cristo, ignorando el día del juicio, no podía ser verdaderamente Dios. Con las mismas palabras, nadie sabe, sino el Padre solo, (como ellos lo exponen) el Espíritu Santo debe ser excluido de ser el Dios verdadero.

En respuesta a esta dificultad, cuando se dice, pero sólo el Padre, es cierto que el Hijo eterno y el Espíritu Santo nunca podrían ignorar el día del juicio: porque, como son un solo y mismo Dios, así debe tener una y la misma naturaleza, la misma sustancia, sabiduría, conocimiento y todas las perfecciones absolutas. 2. También es cierto que Jesucristo conoció el día del juicio, y todo lo que vendrá, por un conocimiento que no pudo dejar de tener, debido a la unión por la cual su naturaleza humana estaba unida a la persona y naturaleza divinas.

Ver Colosenses ii. 3. Y entonces atribuir cualquier ignorancia a Cristo, fue el error de aquellos herejes llamados Agnoitai. 3. Pero aunque Cristo, como hombre, conocía el día del juicio, sin embargo, este conocimiento no se le debía a él como hombre, o porque era hombre, sino que sólo conocía el día del juicio, porque él también era Dios. como hombre. 4. Es la respuesta común de los padres, que Cristo aquí habla a sus discípulos, sólo como era el embajador de su Padre; y, por tanto, sólo debe saber lo que ha de dar a conocer a los hombres.

Se dice que no sabe, dice San Agustín [5], lo que no hará saber a los demás o lo que no les revelará. (Witham) --- Con esto Jesucristo quiso suprimir la curiosidad de sus discípulos. De la misma manera, después de su resurrección, respondió a la misma pregunta: 'No es para ustedes conocer los tiempos y los momentos que el Padre ha puesto en su propio poder. Se agrega esta última cláusula para que los apóstoles no se desanimen y piensen que su divino Maestro los considera indignos de saber estas cosas.

Algunos manuscritos griegos añaden ni siquiera el Hijo, como en Marcos xiii. 32. El Hijo la ignora, no según su divinidad, ni siquiera según su humanidad unida hipostáticamente a su divinidad, sino según su humanidad, considerada separada de su divinidad. (Biblia de Vence)

[BIBLIOGRAFÍA]

San Agustín, lib. 83. QQ. quæst. 60. tom. 6, pág. 33. Ed. Ben. dicitur nescire filius, quia facit nescire homines, es decir, non prodit eis, quod inutiliter scirent. Véase el mismo San Agustín, lib. 1. de Trin. Cap. xii. Tomás. 8, pág. 764 y 765. y lib. de Gen. cont. Manich. Cap. xxii. pag. 659. tom. 1.

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