Todos dejándolo, huyeron. Sin embargo, Peter y otro pronto lo siguieron a distancia. San Marcos dice (xiv. 51,) que un joven lo siguió sin nada más que un taparrabos. Quizás fue alguien que por el ruido salió apresuradamente del vecindario; y cuando lo agarraron, huyeron desnudos. No se sabe quién era. (Witham)

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