El gobernador se maravilló sobremanera de la paciencia y el silencio de Jesús, y vio muy bien que era la envidia lo que excitaba a los sacerdotes judíos contra él. (Mateo xxvii. 18.) Pero siguieron acusándole de que incitaba al pueblo, incluso desde Galilea hasta Jerusalén. Pilato, al enterarse de que era de Galilea, se prendió en esta ocasión y lo envió a Herodes Antipas, que era tetrarca de Galilea; y siendo judío subió a Jerusalén en esta gran fiesta.

Herodes se alegró de que le trajeran a Jesús, con la esperanza de verlo hacer algún milagro en su presencia; pero al verlo callado y que no satisfacía su curiosidad, lo despreció y ordenó que se vistiera con una prenda como la que necesitara. podría hacer que se rieran de él por ser un tonto o un rey burlón; y con este vestido, lo envió de regreso por las calles a Pilato. (Witham) --- El presidente admira la constancia y el coraje de su alma; y aunque, quizás, vio que era necesario declararlo culpable de la acusación; sin embargo, al contemplar la sabiduría y la seriedad celestiales que aparecían en su rostro y la compostura celestial en la que se encontraba, no pudo ocultar su admiración por su conducta.

De modo que le pareció de lo más milagroso que un hombre llevado al bar y juzgado por un crimen capital, permaneciera sin temor ante la proximidad de la muerte, que los hombres suelen temer tanto. (Orígenes)

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