o tres años de hambre, o tres meses para ser destruido ante tus enemigos, mientras la espada de tus enemigos te alcanza, perseguido por sus enemigos y sus hombres muertos a su alrededor, o bien tres días la espada del Señor, el pestilencia en la tierra, y el ángel del Señor destruyendo por todos los términos de Israel. Cualquiera de estas tres formas de castigo demostraría a David su absoluta impotencia, su total dependencia de Dios para todo lo que pertenecía a su gobierno y la locura del orgullo. Ahora, por tanto, adviértase qué palabra traeré de nuevo al que me envió.

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