Y los jóvenes que habían crecido con él le hablaron, notando la tendencia de sus pensamientos y dispuestos a halagar su ambición, diciendo: Así hablarás a este pueblo que te habló, diciendo: Tu padre hizo pesado nuestro yugo, mas haznoslo más liviano; así les dirás: Mi dedo meñique será más grueso que los lomos de mi padre, es decir, como el tamaño del dedo meñique al del lomo, así fue el poder de Salomón al de Roboam, este último sintiéndose capaz para obligar al pueblo a hacer su voluntad y llevar a cabo sus ambiciosos planes.

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